Nos basta con perder una cosa para quererla. O tal vez lo que nos mata sea saber que no volveremos a encontrar a nadie igual. Queremos que nos quieran y cuando aparece alguien que quiere intentarlo, le cerramos las puertas. Pero con el paso del tiempo nos damos cuenta de que esa persona ha ocupado un pequeño espacio en nuestro corazón y, a cada día que pasa, un espacio más grande en nuestra cabeza. Y ninguna persona que entra en nuestras vidas consigue llenar el hueco que falta. Queremos que vuelva, queremos volver a intentarlo a sabiendas de que las segundas partes nunca son buenas. Apostaríamos una vez más aún pudiendo perder todo. Imaginamos como seríamos de felices, sabiendo sin duda que más de lo que somos ahora seguro. Y nos morimos de ganas y por momentos. De ganas de momentos. Porque cada uno decide cómo matarse. Y es que para qué sirve el amor si no es para morir de él. 
Así que te pediría que si tienes todas las posibilidades de ganar, apuestes fuerte. Porque aquí mi corazón no para de llorarle a la parte que falta.


Comentarios

Entradas populares