Hoy como cada noche miro al cielo y te recuerdo.

Todos sabemos lo que es perder a alguien. Ya no hablo de perder una amistad, sino perder a alguien para siempre. Una cosa inevitable y a la que por más vueltas que le des seguirá siendo lo mismo. Hoy, día 11 de Mayo, cumpliría años una persona maravillosa, una persona a la que de verdad apreciaba tanto como para día a día seguir acordándome de ella. Duele, no sabéis cuanto, preguntarse mil veces por qué y seguir sin comprenderlo. Duele no haber sabido cuándo iba a ser el último adiós y cuándo iba a ser la última vez que vería brillar aquellos ojos, cansados por los años pero a cada día más vivos. 64 primaveras y sin perder la esperanza. Pocas, demasiado pocas. Y como dicen, mientras se nos recuerda seguimos vivos. Las últimas imágenes que recuerdo de él son todas sonriendo pese a lo que sufría, sabiendo que había recorrido bastante pero sin preocuparse por lo que fuera a pasar. A veces invade mis sueños... sueños. No dejaré de decirlo hasta que me deje la voz, que te echo de menos demasiadas veces, y en cada una de ellas estás tu.
Difícil comprender como se ha podido cambiar la alegría por una silla vacía, como detrás de cada mirada se esconde la tuya, por los que aún te recuerdan.
Fingiré que llamo allí y que su voz invadirá cada uno de mis latidos, sintiendo el calor y la nostalgia cada vez más fuertes. Luego viajaré, una brisa, un beso en la frente, el último, para siempre.
Hoy por hoy sigue aquí conmigo y estoy segura que por mucho más. Abuelo, mi abuelo.

Feliz cumpleaños a una de las personas más maravillosas de este mundo, te querré siempre.


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